LA GABARRA. EL CENTENARIO DE UNA FIESTA FLUVIAL HISTÓRICA.

A pesar del paso del tiempo, el recuerdo de aquellos recibimientos que pudimos vivir hace ahora aproximadamente 40 años sigue vivo en nuestra memoria. Recordamos con cariño y admiración aquel momento que quedó grabado en nuestra mente como un símbolo de unidad, pasión y triunfo deportivo. Sin duda, aquel desfile fluvial quedó marcado como una de las páginas athleticzales más brillantes y emocionantes de la historia rojiblanca.

Sin embargo, la historia de la gabarra tiene sus raíces mucho más profundas. Estamos a punto de alcanzar el hito del centenario desde la primera vez que la villa de Bilbao utilizó una gabarra para dar la bienvenida a unos campeones de fútbol. Esta es la emocionante historia del recibimiento al Acero de Olabeaga, campeón de la serie B en 1924.

Aquí fue donde todo dio inicio.

Fotografía B/N German. Archivo Histórico de Euskadi. Color Peio Sarasketa.

El fervor y la emoción se apoderaron de los alrededores de la estación del Norte mucho antes de la hora prevista para la llegada de los muchachos del Acero. A pesar de que el horizonte se cubrió de nubes, una multitud abrumadora se congregaba, deseosa de expresar su aprecio y afecto hacia los protagonistas del momento.

Tanto la Plaza Circular como calle de la Estación se encontraban saturadas de público, todos ansiosos por presenciar la llegada triunfal de los campeones de la Serie B de “football”. El ambiente vibraba con la emoción palpable donde una multitud entusiasta se congregó para dar la bienvenida a los de Olabeaga.

Finalmente, hacía las ocho de la tarde, un estallido de cohetes rompió el silencio anunciando la inminente llegada del tren que transportaba a los laureados aceristas. La mirada de la multitud se dirigía hacia las vías, aguardando con gran entusiasmo el arribo de los héroes deportivos.

Con la llegada del “rápido” de Madrid a la estación, el público que abarrotaba el andén estalló en una ovación estruendosa, un tributo ensordecedor al triunfo y dedicación de los jugadores. Los aplausos resonaron en el aire mientras los deportistas descendían del vagón, siendo recibidos con muestras de admiración y cariño que marcaban un momento inolvidable en la historia deportiva local.

La Gabarra a su paso por Portugalete. 1983. Archivo Histórico de Euskadi

El teniente alcalde señor Barandiarán, en nombre del alcalde de Bilbao, les dió la bienvenida. También saludaron a los equipiers el Presidente de la Federación señor Errasti, el Presidente del Athletic, señor Irezabal y el simpático y popular don Mario Ugarte, organizador del recibimiento, entre otras muchas personas y representantes de los clubs deportivos de la villa.  Varios jóvenes de Olabeaga entregaron al capitán del equipo un ramo de flores.

La atmósfera festiva se apoderó de las calles de la ciudad en un despliegue de júbilo y celebración. Inmediatamente después de la llegada de los campeones, se formó una colorida comitiva para honrar su victoria. Encabezada por los txistularis, que marcaban el ritmo alegre del desfile, seguían varias bandas que interpretaban biribilketas festivas que llenaban el ambiente de energía positiva. El público, contagiado por la emoción del momento, se unía al compás de la música, saltando y entonando canciones en honor al Acero campeón. “Alirón, Alirón, ….”.

Tras las bandas de música, se sumaban las representaciones de las Clubs locales, Athletic, Arenas, Sestao, Erandio, Deusto, Padura, Fortuna, Portugalete, Santuchu, Elcano y otras muchas, cada una luciendo sus respectivas banderas y ocupando vehículos adornados para la ocasión. También se vio un camión engalanado, en representación del barrio de Uribitarte y un auto en el que iba luciendo una hermosa gorra artística, don José Luis Pitarque. Entre vítores y aplausos, la comitiva avanzaba por las calles, destacando la presencia de los aceristas en un autocar que cerraba la marcha.

El recorrido llevó a la comitiva por el puente de Isabel II (puente del Arenal), descendiendo hacia la Federación Vizcaína que se situaba en la calle Jardines. A lo largo del trayecto, las calles se llenaban de aplausos y muestras de aprecio hacia los campeones, quienes eran aclamados en cada esquina y callejón. El fervor y la camaradería inundaban la ciudad, en una demostración palpable del orgullo local por los logros deportivos alcanzados por el equipo de Olabeaga.

La caravana se detuvo frente al domicilio de la Federación, donde el presidente de la misma, señor Errasti, extendió una calurosa bienvenida a los recién llegados, elogiando su destacado triunfo. Tras los discursos, los campeones fueron agasajados con un merecido “lunch” en su honor. Una vez concluido la comitiva retomó su marcha, donde les esperaba una siguiente etapa de la celebración. Los directivos y miembros del equipo, acompañados por una banda de música, se dirigieron con destino al muelle del Arenal hacia una gabarra propiedad de la compañía naviera Sota especialmente engalanada con ramas y farolillos para dar continuidad a la festividad.

Biblioteca Municipal de Bilbao. Paso del Athletic Club en la Gabarra 1983

Sin embargo, en un giro inesperado, cuando los jugadores se disponían a embarcar rumbo a Olabeaga, donde continuarían con las celebraciones, las nubes descargaron su lluvia sobre la multitud. En cuestión de segundos, la gente se dispersó en todas direcciones en busca de refugio bajo los portales y cualquier cobertura disponible.

A pesar del repentino cambio climático, el espíritu festivo y el orgullo por la victoria del equipo campeón no se desvanecieron. La lluvia no logró apagar el fuego de la pasión que había encendido la hazaña deportiva, y la ciudad seguía vibrando con la emoción de la victoria.

Con la banda entonando el popular canto Atxuritarra subido en el vaporcito que había que remolcar a la gabarra, partieron por la ría en medio de una atmósfera de alegría y camaradería. A lo largo de las orillas del río, el público se congregaba en gran número, ocupando ambos márgenes para presenciar el paso de la comitiva. A medida que la comitiva pasaba, los barcos atracados en el ría se sumaron a la celebración, haciendo sonar sus sirenas en un gesto de alegría y reconocimiento.

El entusiasmo de la multitud era evidente, aplaudiendo con fervor cada momento de este pintoresco desfile fluvial. Una verdadera flotilla de bateles a la veneciana les fue dando escolta. El sonido estridente de las sirenas de los barcos que se alineaban en el trayecto competía con el chaparrón, pero no lograba opacar el fervor del momento. La escena resultó ser un espectáculo visualmente impresionante. Aunque las gotas caían sin piedad, la pasión del público y la colaboración de todos los involucrados en el evento hicieron que esta bienvenida se convirtiera en un capítulo inolvidable, marcando otro capítulo memorable en la celebración de los campeones y su destacado logro deportivo.

El recibimiento de los jugadores en el barrio de Olabeaga alcanzó proporciones extraordinarias, marcando un momento inolvidable. La expectación era palpable mientras todo el barrio se congregaba en las orillas del río, aguardando con entusiasmo la llegada de sus héroes deportivos. A raíz de la multitud congregada en el muelle, un lamentable incidente tuvo lugar cuando el joven vecino de dieciocho años, Miguel Landa, cayó al mar. La situación se vio agravada por el nivel bajo de la marea en ese momento, lo que resultó en un impacto en la cabeza y lesiones para el joven.

Cuando la comitiva hizo su aparición en la ría, el fervor de la multitud alcanzó su punto culminante. Las aclamaciones y vítores resonaron en el aire, inundando el ambiente con una energía contagiosa que reflejaba el orgullo y la admiración hacia sus jugadores. Sin embargo, a pesar de la efusión y el júbilo, los festejos planeados en el barrio se vieron afectados en parte por las inclemencias del tiempo. La persistente lluvia impidió la celebración de los eventos previstos, dejando a la multitud con un sentimiento agridulce tras la euforia inicial del recibimiento. Aun así, el espíritu de camaradería y apoyo mutuo permaneció intacto entre los habitantes del barrio, demostrando una vez más la fuerza y la unidad.

A disfrutar!!

CARLTON LEVICK, EL OLVIDADO “DANDY” DE LA CITY DEL ATHLETIC CLUB

Carlton Levick participó, en 1902, en el considerado primer partido del Athletic Club en Europa. Sin embargo, ha sido injustamente relegado al anonimato de aquella alineación por su compatriota William Dyer. Las siguientes líneas revelarán el equívoco.

Carlton Levick. Erróneamente confundido por Dyer

El año pasado se conmemoraron 125 años desde los inicios del Athletic Club. Se dice pronto. Desafortunadamente, el paso de tanto tiempo hace que las historias se vayan diluyendo. Que los hombres quienes antaño fueron héroes para la afición bilbaína, hoy los hayamos borrado totalmente de nuestra memoria y que desgraciadamente ya no tengamos ni siquiera conocimiento de su existencia.

Entre esos nombres, uno destaca en la penumbra del olvido: Thomas Henry Carlton Levick, un galés residente en los albores del siglo pasado en la villa bilbaína. Exactamente en el número 9 de la céntrica calle Correo. Desempeñó su labor como corredor de seguros y buques, siendo además uno de los impulsores fundamentales del equipo Bilbao FC junto a otros compatriotas como Walter Evans, George Wilmot Langford, William Llewellyn Dyer, o George Paterson Cochran.

Como veremos a continuación, Carlton Levick desempeñó un papel vital del histórico equipo que participó en la considerada primera aventura europea del Athletic Club. A pesar de ello, y por alguna misteriosa razón, ha sido injustamente relegado al anonimato de aquella alineación siendo reemplazado erróneamente por William “Luke” Dyer. Levick es, por tanto, una figura que merece ser recordada por la memoria colectiva rescatándola del olvido.

Esta historia nos traslada a marzo de 1902 cuando el “Team” Bizcaya, una selección de los mejores jugadores bilbaínos pertenecientes a los equipos del Athletic Club y el Bilbao FC, se aventuró por primera vez a jugar fuera de casa con destino a Burdeos. Tras el viaje en ferrocarril, el recibimiento caluroso donde la gran mayoría de socios del Burdigala vitorearon al equipo bilbaíno, y la pertinente cena posterior de bienvenida en honor a los visitantes, se jugaría al día siguiente, el 9 de marzo, un partido de football entre ese club y el Bizcaya de Bilbao.

La alineación bilbaína según recogió el “journal” L’Áuto-Veló, con algún error grmatical que otro en los nombres (que han sido corregidos), fue la siguiente: Luis Arana (Bilbao FC); Enrique Careaga (Bilbao FC) y Ricardo Ugalde (Bilbao FC); Amado Arana (Athletic Club), Pedro Larrañaga (Athletic Club), Jose María Arana (Bilbao FC); Carlton Levick (Bilbao FC), Alejandro de la Sota (Athletic Club), Juan Astorquia (Athletic Club), Ramón Silva (Athletic Club) y Walter Evans (Bilbao FC). Antes del inicio del histórico partido el equipo bilbaíno fue fotografiado al completo tal y como se recoge en la imagen siguiente.

«Team» Bizcaya fotografiado en Burdeos el 9 de marzo de 1902.

                   De Pié.           Careaga, Arana JM, Arana L, Larrañaga, Ugalde, Arana A.

                   Sentados.      Levick, Sota, Astorquia, Silva, Evans.

El partido comenzó a las tres y media correspondiendo sacar al equipo francés.  Sin embargo, el primer tiempo fue de dominio bilbaíno consiguiéndose adelantar por dos a cero. El primer gol obra de Ramón Silva y el segundo de Walter Evans a la salida de un corner. El hábil juego de Astorquia y Levick, según el periódico francés «La Petit Gironde», fue en distintas ocasiones muy aplaudido. Los jugadores vascos estuvieron encantados con los agasajos y atenciones de que fueron objeto por parte de los franceses quienes devolverían la visita por Semana Santa. Finalmente el partido acabó con el resultado de cero a dos a favor de los vascos pudiéndose considerar como la primera victoria europea del Athletic Club.

Sin embargo, a pesar de su contribución crucial, todas las páginas de referencia que abundan por internet y los medios de comunicación, incluso la página Web del Club, han omitido a Levick de las alineaciones, sustituyéndolo por error por Dyer en su lugar. La investigación realizada por Borja Valle Sarasketa,  junto a Lee Thirkell, de la Peña oficial del Sunderland Bilbao Black Cats y con la ayuda del historiador de Sunderland Mike Gibson, dará alguna luz sobre el jugador en cuestión que como veremos a continuación no sólo se limitó al terreno de juego únicamente.

Nacido el 24 de septiembre de 1867 en Carleon Monmouthshire en Gales. Su padre se llamaba Frederick Levick (Wolverhampton, Staffordshire, England – 1837 – 1931) y su madre Alice P. Gabb (Monmouthshire, Wales – 1835 – 1896).

Se había casado en 1895 con Evelyn Constance Quinton en el distrito de Hendon en el Condado de Middlesex. Ella era nieta de un condecorado capitán de la Royal Navy, George Farquhar Morice (Aberdeen, Escocia, 1792-1868), quien fuera comandante del yate real del rey William IV y capitán de los muelles y puertos de Deptford.

Tuvieron 2 hijos, Geoffrey Carlton Levick y Gwendoline Constance Levick

Durante su estancia en Bilbao, como decíamos anteriormente, fue uno de los impulsores del Bilbao FC jugando alguno de aquellos históricos partidos en las campas de Lamiako. El partido de Burdeos señalado anteriormente sería el más importante de ellos. Alejandro de la Sota recordaría años más tarde en el períodico Excelsior, que la maleta más suntuosa en aquellos tiempos era la del galés, como recordatorio de su distinción y refinamiento.

El retorno de Levick a Inglaterra desde las bulliciosas calles de Bilbao lo catapultó a nuevas alturas de distinción y prestigio, donde representó con orgullo los intereses de su nación en diversas empresas y organizaciones.

En 1910, entre otros negocios, participó representando a Inglaterra en el consejo de la Sociedad Marroquí de Obras Públicas para estudiar y ejecutar toda clase de obras públicas en el vecino imperio, como construcción de puertos, ferrocarriles, caminos, conducción de aguas, etc.

Su regreso lo situó en Norwenstone Frithwood Avenue, Ruislip, Middlesex, en las cercanías de Londres, donde se convirtió en un miembro distinguido de la élite londinense. Sería un miembro exclusivo de la Ciudad. Un “dandy” de la “City”, como le recordaría el mencionado Alejandro de la Sota, cuya elegancia dejó una huella imborrable en los círculos más exclusivos de la sociedad británica.

Foto Cortesía: Mike Gibson

El 27 de abril de 1917, durante la primera guerra mundial, le ascienden a capitán del 5th Squadron del County of London Motor Volunteer Corpsy y en 1918 fue nombrado caballero de la orden del imperio británico (CBE) por el Ministerio de la Marina inglesa por la representación del Ministerio de Navegación Británico sobre la cesión de tonelaje español en la primera guerra mundial en particular.

Además de sus logros en el ámbito empresarial y militar, Levick dejó una marca imborrable en el ámbito deportivo y cultural, desempeñado roles importantes en diversas sociedades deportivas.

Fue miembro exclusivo de la prestigiosa “Marylebone Cricket Club”, durante más de 40 años, estando a cargo de la colección del museo como conservador honorario del mismo. Fue también mánager honorario de los equipos de gira del MCC que visitaron las Indias Occidentales en 1925-26 y 1934-35, Sudáfrica en 1930-31 y Canadá en 1937, siendo miembro del Southgate Club durante 58 años.

Foto cortesía Mike Gibson. Carlton Levick al frente del equipo del MCC.

Entre 1929-1953 sería, además, secretario honorario de la Lucifer Golfing Society siendo capitán en 1942/43. Su pasión por el golf lo llevó a donar un trofeo en 1947, The Carlton Trophy, para conmemorar su 80 cumpleaños y conmemorar todos sus años como secretario honorífico de la sociedad. El trofeo, todavía en vigor, se otorga al ganador de la eliminatoria anual de individuales de la Sociedad.

Foto cortesía LuciferGolfingSociety.com

Una vida plena y distinguida que llegó a su fin el 19 de octubre de 1957, en Bournemouth, Hampshire (ahora condado de Dorset), Inglaterra, dejando tras de sí un legado que merece ser recordado en la historia del fútbol bilbaíno y la sociedad británica, cuyo impacto resonó más allá de las fronteras del deporte.

JUAN ARZUAGA: EL DEPORTISTA BILBAÍNO DE MUCHO TALENTO.

El historiador deportivo y social Keith Gregson se adentra en la historia de Juan Arzuaga, un grande del fútbol español que pisó los campos de rugby en el noreste de Inglaterra.

Juan Arzuaga (1880-1951) fue una figura clave en el desarrollo temprano del fútbol en el País Vasco. Anteriormente, y durante un periodo relativamente corto, también fue un crack en los campos de rugby, sobre todo en los condados de Northumberland y Durham, en el norte de Inglaterra.

La habilidad futbolística de Arzuaga es sobresaliente. Representó a la selección Española en el que hoy se reconoce como el primer partido internacional (aunque no oficial) de la selección. Fue en 1913, cuando marcó el único gol de su país en el empate a uno contra Francia. También es conocido por haber sido segundo capitán honorario del famoso Athletic Club de Bilbao. Mientras jugaba en el Athletic, Juan ayudó a su club a ganar la Copa del Rey en dos ocasiones. Más tarde entrenó el equipo durante unos meses.

Sus vínculos con el rugby se descubrieron recientemente en una biografía del bilbaíno. El autor señala que Juan estudió en Inglaterra, donde jugó al rugby también. Se sugiere que esta formación tuvo lugar en el noreste de Inglaterra, en algún lugar cerca de los ríos Tyne y Wear. Afortunadamente, se conservan documentos que así lo demuestran.

Juan Arzuaga aparece en el censo de 1901 en Gateshead, al sur del Tyne y en el condado de Durham. Según los datos, era estudiante de ingeniería naval y vivía con una familia de la zona. Por lo tanto, es muy probable que estuviera realizando una formación en uno de los astilleros del Tyne o del Wear. Por lo que vemos, se deduce claramente que permaneció entre tres o cuatro años y que se encontraba en la región debido a los enormes vínculos comerciales y de construcción naval entre Bilbao y el noreste de Inglaterra. (El bisabuelo materno del autor, capitán de barco, llevaba carbón a Bilbao y traía hierro a los puertos del noreste con regularidad a finales del siglo XIX).

Juan, sin duda, era un deportista de mucho talento y así lo confirman las crónicas de los periódicos ingleses que informaban sobre él desde noviembre de 1898, cuando acababa de cumplir 18 años, hasta la primavera de 1902. Cuando tenía 21 años, se trasladó a Alemania para trabajar en ingeniería. En ese periodo ya jugaba al rugby a un nivel muy alto.

Al día de hoy, sólo ha aparecido una referencia periodística de su participación en la década de 1890, y es en noviembre de 1898 para el segundo equipo del North Durham contra el tercer equipo del Northern. El primer relato de su participación en un partido oficial es contra el primer equipo del Sunderland para el primer equipo del North Durham en febrero de 1901 en el campo Ashbrooke, Sunderland. El Sunderland ganó 31-3, Juan anotó los tres puntos de penalti para su club. El equipo de Sunderland contaba con dos futuros internacionales y Barbarians. (Este relato es particularmente agradable ya que el autor del artículo es historiador del Sunderland RFC en que un hijo entrena y otro juega para el primer equipo).

La última temporada de Juan (1901/2) cuenta unas cuantas referencias de su participación en el rugby. En noviembre de 1901 todavía jugaba para el North Durham y recibía grandes elogios. En ese mes anotó dos ensayos en una victoria contra la escuela de Durham, uno de ellos magníficamente realizado desde la línea de 25 yardas. En diciembre de 1901 marcó el único ensayo en una derrota por poco ante el duro equipo de los mineros del carbón, el Hamsteels. En ambos partidos convirtió los ensayos en goles. En enero de 1902 fue decisivo en el empate a 5 contra el poderoso Northern de Northumberland. Anotó todos los puntos: el ensayo lo consiguió quitando el balón al zaguero, protagonista del Northern y cruzando la línea a toda velocidad; la conversión fue difícil, pero acertada.

La mayoría de las demás referencias corresponden a los últimos meses de la temporada 1901/2, cuando se trasladó al Rockliff (hoy Whitley Bay Rockliff). Es probable que fuera contratado debido a los elogios impresionantes ya mencionados. En aquella época, el Rockliff era uno de los principales equipos del norte de Inglaterra. En muchos de sus partidos con el club, Juan jugó en una ala, mientras el inglés Tom Simpson (11 partidos disputados con la selección inglesa) jugó en la otra.

La primera referencia de Juan con el Rockliff tuvo lugar contra el West Hartlepool a mediados de enero de 1902. Se dice que hizo «un mal partido». Sin embargo, un periodista del Newcastle Journal avaló su velocidad y reconoció que tendría tanto éxito como Simpson en un futuro cercano. El mismo reportero también señaló que el público del Rockliff, desconcertado por su nombre, le dieron el apodo de «XYZ», el nombre de un famoso caballo de carreras que todavía se recuerda en una carrera anual en el High Gosforth Park de Newcastle. (XYZ era recordado por su velocidad y también recibe su nombre en una conocida canción callejera de Tyneside). En febrero jugó contra el Durham City y el Carlisle. En este último partido, «regateó con velocidad sobre la línea y marcó» en una victoria de 11-6.

En marzo de 1902 Juan anotó un try contra el Percy Park. También marcó otro en un partido de vuelta contra el Carlisle. El 6 de marzo marcó dos ensayos en la victoria contra el Walker en la Copa del Condado y fue señalado como un gran peligro ante la final contra el Percy Park (de nuevo). Según la prensa, ahora jugaba con confianza. Él y Simpson eran indomables. Veloz e ingenioso», Juan ayudó al Rockliff a ganar contra el Percy Park en la final por 9-0. El 28 de marzo el Rockliff registró una magnífica victoria de 9-0 sobre el poderoso Northampton. Juan fue destacado por su magnífica patada que incluyó un drop goal que marcó puntos. El partido se jugó en Northampton ante 5.000 espectadores.

En abril de 1902, hubo otros tres partidos de prestigio. El primero fue una derrota contra el Swansea ante 15.000 espectadores galeses. En este partido se le anuló un drop goal. La gira galesa continuó con un partido contra el Newport, un equipo muy importante en aquella época. Juan se lesionó y Rockliff tuvo que jugar la segunda parte con un jugador menos. Fue una gran derrota. Perdió en el último partido con el club de 9-8 contra un fuerte equipo, el Hartlepool Rovers. Intentó y falló un par de drop goals por muy poco.

Es posible dar fecha a la salida de Juan del Rockliff (y posiblemente del rugby, aunque es posible que haya jugado algo de rugby en Alemania). Esto se debe al descubrimiento de una referencia completa sobre la cena anual del club a finales de abril de 1902. Según un archivo del Newcastle Journal, la salida de Juan del noreste era inminente y como consecuencia, se le regalaron una medalla de oro por sus esfuerzos en el campo de rugby. Juan dijo que le encantaría volver a jugar con los colores rojo y amarillo del club (que siguen siendo los actuales), ya que le recordaban a la bandera de su país. Asistieron varios jugadores internacionales a la cena y el entretenimiento corrió a cargo de W E Catcheside Warrington, conocido por los historiadores de la cultura moderna como un importante promotor de canciones de Tyneside de larga duración, como «Blaydon Races» y «Cushie Butterfield».

ATHLETIC CLUB 1910

Juan Arzuaga (fila de atrás, último a la derecha) se marchó del noreste de Inglaterra con el próximo destino  Alemania y después, a su ciudad natal, Bilbao para buscar éxito en los campos de fútbol. Durante su estancia en el Athletic Club, el primer once empezó a jugar con rayas rojas y blancas. Las investigaciones recientes confirman cada vez más que esto se debió a diversos vínculos entre Bilbao y el puerto de Sunderland y su club de fútbol, famoso por sus rayas rojas y blancas. De hecho, ahora se cree que las primeras franjas rojiblancas de Bilbao se compraron en una tienda de deportes de Sunderland. ¿Entonces, no es significativo que uno de los grandes de Bilbao que vistió esa camiseta, hubiera practicado deporte en Sunderland? Por casualidad, Arzuaga acabó abriendo una tienda de deportes en Bilbao en 1910.

Juan Arzuaga fue un auténtico crack y debe de haber sido la única persona que ganó en finales tanto la Copa del Rey como una Copa del Condado del Rugby inglés.

Sobre el autor: Keith Gregson es un escritor autónomo, historiador y músico semi-jubilado afincado en Sunderland. Ha escrito unos cuantos libros sobre la historia del deporte, entre ellos «One Among Many», «Sporting Ancestors» y «Australia in Sunderland». Más información sobre su obra en https://www.keithgregson.com/ y comprar sus libros en Amazon.

Gracias a Borja Valle Sarasketa, historiador de Athletic Club, por su trabajo sobre el «futbolista» Arzuaga y los vínculos del club con el Sunderland AFC.

Traducción:  Lee Thirkell – Bilbao Black Cats – Peña del Sunderland AFC

El Primer Goleador Rojiblanco del Athletic Club

Hasta el día de hoy nadie tenía la certeza de quien era el primer goleador del Athletic Club en marcar un gol con la camiseta rojiblanca. De ahora en adelante ya podremos confirmar su nombre con total seguridad.

Como ya sabemos, el equipo bilbaíno lució por primera vez la camiseta rojiblanca un 9 de enero de 1910 en el campo de Amute. Infortunadamente en aquel partido no se consiguió ningún gol a favor, a pesar de las ocasiones que se tuvieron para ello.

Primer equipo en lucir las camisetas rojiblancas. Amute, enero 1910.
Archivo Digital Diputación Bizkaia.

Entonces … ¿Quién fue el primer goleador rojiblanco? En nuestra búsqueda nos tenemos que trasladar primeramente al siguiente partido casi un mes después.

El miércoles 2 de febrero de 1910, el Athletic Club recibía en su campo de Lamiako al Racing Club de Irún. Curiosamente, solo se pudo disputar  20 minutos de juego al suspenderse el mismo por la climatología adversa. Sin embargo, el equipo bilbaíno tuvo tiempo de conseguir un gol por obra del histórico Juan Arzuaga. Desgraciadamente, ni las hemerotecas escritas ni las gráficas recogieron si en aquel partido se lucieron las camisetas rojiblancas o no.

Entonces, … ¿Cómo saber quién fue realmente el primer goleador rojiblanco? Para encontrar la respuesta nos tenemos que trasladar pocos días más tarde.

El 6 de febrero de 1910, el Athletic Club viajaba a Burdeos al haber sido invitado para disputar un encuentro contra el equipo local, el Stade Bordelais. La alineación de aquel partido fue Astorquia; Amann, Cabieces; Eguren, Belauste JM, Villaamil; Manzarraga, Iza, Arzuaga, Iceta y un jovencísimo Pichichi quien disputaba su primer partido (1), debutando con el primer equipo, en sustitución de Seve Zuazo.

Primera imagen de Pichichi como jugador rojiblanco. (1)
Burdeos. Febrero 1910
Archivo Digital Diputación Bizkaia.

El partido contra los bordeleses finalizaría en empate a dos goles. Como en el partido anterior, el autor de los dos goles bilbaínos fue también Juan Arzuaga que actuaba como delantero centro. Así lo recogería al día siguiente el periódico francés La Petite Gironde que entre alabanzas a los jugadores bilbaínos indicaba que los visitantes portaban colores rojos y blancos.

Recorte Prensa de «La Petite Gironde». Febrero 1910

Por lo tanto, si sabemos que Arzuaga marcó esos dos goles vestido de rojiblanco, y también el anterior en el partido contra el Racing Club, no hay duda que el primer goleador rojiblanco tiene que ser obligatoriamente Juan Arzuaga y Anitua (Bilbao, 1880). Únicamente quedaría por resolver, eso sí, en qué fecha consiguió ese histórico gol.

Juan Arzuaga Anitua. Primer Goleador Rojiblanco.
Archivo Digital Diputación Bizkaina.

Nota (1) Esta es la primera vez que se saca a la luz esta imagen de un jovencísimo Pichichi debutando con el Primer equipo del Athletic Club de Bilbao. Es la primera imagen que se tiene del histórico jugador rojiblanco. Un auténtica joya.