Vicente Lekunberri. Cómo ir a la final de Copa de Barcelona por 2 pesetas.

Entrevista aparecida en el periódico deportivo Excelsius después de la final ganada `por el Athletic en Barcelona contra el Madrid FC en 1933.

Vicente Lekunberri (Mutriku) es este muchacho rubio que tienen aquí fotografiado. Y cuando estas columnas se abren para él es porque ha hecho algo que creemos suficiente para merecer tal honor.

vicente lekunberri

Llevado por su entusiasmo por el Athletic y de un pensamiento “cocido” en pocos instantes, se dedicó a realizar una expedición que, serenamente meditada, se le hubiera presentado como poco menos que imposible.

Pero ¿qué dificultades puede ver un “hincha” athlético cegado por su entusiasmo? Este no vió más que un camino para Barcelona: la carretera. Y en Barcelona no había para él más que un objeto: presenciar la final.

Él no tiene la culpa de no poder viajar en “pulman”, ni que Barcelona se halle separada de Bilbao por más de 600 kilómetros. Pero tiene ánimos y resolución para vencer dificultades. Y tenía por delante siete días. Y dos pesetas ¡dos!, en el bolsillo.

  • Salí de Olabeaga – responde a nuestras preguntas – el martes camino de Barcelona, encontrándome para la noche en Vitoria. Allí consumí más de la mitad de mi capital, pues fui al cine y me compré unos helados.
  • ¿Y Comer?
  • No me convenía acordarme de comer. Salí del cine – agrega – y anduve, anduve, … y dormí. Desperté más tarde con un hambre de canes, sin que, aun cuando lo pretendía, la pudiera olvidar. Logré – sigue diciéndonos – penetrar en un tren de viajeros, y allí comí y bebí.
  • ¿…?
  • Sí, me trataron muy bien. Un señor me dio tabaco; otro dos pesetas, y un tercero, un periódico. Bajé más tarde de aquel tren y esperé una camioneta. Y así, alternando estos tres medios de locomoción – los pies, el tren y los camiones – llegué a Lérida, por donde más tarde pasaban los jugadores camino del triunfo. Sentía hambre. Accedí a un convento, donde me dieron de comer.
  • ¿…?
  • En Barcelona todo fue coser y cantar, sobre todo después del partido. Allí me proporcionaron entrada y dinero. Tanto que creyéndome poderoso, me permití tener bajo mis pies a un hombre unos minutos.
  • ¿…?
  • Sí, a un limpianotas.
  • ¿…?
  • La vuelta fue apoteósica. Vine en tren con los equipiers, pero ya sin jugar al escondite con los interventores. Y el año que viene …
  • ¿…?
  • También iré donde vaya el Athletic a jugar la final – nos dice convencido.
  • ¿En las mismas condiciones?
  • En las que sean.

E instintivamente levanta un pie como si shotara a un balón invisible, para incrustarlo en la meta del equipo que ha de jugar la próxima final con los bilbaínos.

Menuda Crack el Vicente!!! 

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